Teoría del Delito (Estructura del Delito)

La tipicidad es el primer requisito para calificar una conducta como delito. Significa que el hecho cometido debe coincidir exactamente con la descripción que hace la ley penal, es decir, debe estar expresamente definido como delito en el código penal. Si la conducta no encaja en ninguna figura delictiva prevista legalmente, no puede ser castigada penalmente, aunque resulte inmoral o reprobable.

Ejemplo: si una persona rompe una promesa o miente a un amigo, esa conducta puede considerarse incorrecta, pero no necesariamente típica. En cambio, si alguien se apodera de un objeto ajeno con intención de no devolverlo, su acción encaja en la figura del hurto, tipificada en el código penal.

La antijuridicidad es el segundo elemento de la teoría del delito. Significa que la conducta, además de ser típica, debe contradecir el orden jurídico, es decir, ser contraria a derecho. Sin embargo, hay casos en los que un acto que parece delictivo puede estar justificado legalmente, como ocurre con la legítima defensa, el estado de necesidad, el cumplimiento de un deber o el consentimiento válido de la víctima.

Ejemplo: una persona que causa daño físico a otra al defenderse de un asalto no comete un acto antijurídico, pues está actuando en legítima defensa. Aunque el hecho encaje en la figura de lesiones, está justificado legalmente y no se sanciona penalmente.

La culpabilidad es el tercer y último elemento para considerar una conducta como delito punible. Consiste en evaluar si el autor del hecho tenía la capacidad de comprender que su acto era ilegal y pudo actuar de manera distinta. Para que una persona sea culpable, debe ser imputable (es decir, tener capacidad mental suficiente), haber actuado con dolo o culpa, y no estar amparada por una causa de exculpación, como el error de prohibición o la inimputabilidad por enfermedad mental.

Ejemplo: una persona que sufre un trastorno psicológico grave y no comprende la naturaleza de sus actos puede ser declarada inimputable, y en consecuencia, no se le aplica una pena, aunque haya cometido un acto típico y antijurídico.